La carrera espacial entre EE UU y la URSS en propagandas
GIF
La historia moderna de la civilización ha demostrado ser una cruda pugna ideológica. No hace falta más que revisar el papel que tuvo la propaganda en México durante la Segunda Guerra Mundial para darse cuenta de ello. La divulgación de información, ideas u opiniones políticas, comerciales y hasta religiosas parece haber sido una poderosa arma para sumar adeptos, construir una imagen y, en frecuentes casos, mantener una fantasía como hecho plausible.
Laika, primer ser vivo en orbitar la Tierra, fue llevada al espacio por el programa soviético en 1957.
Muchos actualmente no tienen idea de lo que significó para la humanidad conquistar el espacio exterior. Entrados ya en el segundo milenio, la emoción y las expectativas por este logro quedaron un poco rezagadas en el ánimo colectivo, aun cuando hay mucho por explorar y lograr. Sin embargo, hubo una época en la que los ojos del mundo estaban puestos sobre este objetivo como si se tratara del Santo Grial. El aparataje comunicacional y de imaginario era de vital importancia para consolidar el apoyo masivo a los programas espaciales emprendidos por la Unión Soviética (URSS) y Estados Unidos.
Póster conmemorativo del astronauta ruso Yuri Gagarin, primer hombre en viajar al espacio exterior.
Durante la segunda mitad del siglo XX y hasta finales de los años 80, el mundo vivió una época de tensión entre las dos mayores potencias de ese momento, que a su vez representaban los dos modelos socioeconómicos entonces en pugna: el capitalismo y el comunismo.
Aunque este enfrentamiento duró casi media centuria y los roces se vivieron en muchas esferas (no sólo lo social, económico y político, sino incluso en lo científico y deportivo), por suerte para el planeta la rivalidad nunca desembocó en un enfrentamiento militar directo entre los dos países.
Tanto Rusia como Estados Unidos buscaban imponerse a su rival del momento, y uno de los frentes donde compitieron más intensamente fue en aquel al que se llamó la “carrera espacial”, la cual se tradujo en fuertes inversiones en desarrollo de tecnología de parte de ambos para “conquistar el espacio” antes que el otro, pero además, significó también una inversión considerable en el discurso y el argumento visual. Ya que el trasfondo de la competencia era profundamente ideológico, ambas naciones crearon propaganda a fin de influir en el orgullo, el miedo y el destino de sus naciones. Podría decirse que la propaganda también se utilizó para que la población lograra entender los cambios científicos y el progreso que se estaba dando.
“Limpia la Luna de la basura comunista. Únete a los marines espaciales de Estados Unidos, hoy”.
No obstante, al margen del obvio prestigio que traería dicha conquista, se considera que la carrera espacial comenzó como parte de la armamentística, ya que los avances tecnológicos alcanzados —nuevos métodos de propulsión, combustibles optimizados, mejores comunicaciones a larga distancia, etc.— traían beneficios similares en el plano militar.
Los rusos tomaron la delantera poniendo el primer satélite en órbita en el año 57 (el famoso Sputnik I), cuatro meses antes que los estadounidenses hicieran lo propio con el Explorer I. La segunda victoria también fue para el Gran Oso Soviético, que logró llevar al primer hombre al espacio en abril de 1961. Yuri Gagarin fue el primer ser humano en orbitar la tierra, y lo hizo a bordo de la aeronave Vostok I. Apenas tres semanas después, Alan Shepherd también probó la sensación, al consagrarse como el primer americano en el espacio (aunque segundo en la contienda global).
Pero como todos sabían —y como dijo el propio Kennedy—, el premio gordo de esta carrera era llegar a la Luna. Así nació el famoso Programa Apolo, cuyo primer lanzamiento se dio en 1961. Tuvieron que pasar aún seis años de experimentos, pruebas de vuelo y entrenamiento para los astronautas antes de que el 20 de julio de 1969 la tripulación de la nave Apolo 11 finalmente alunizara, tras más de tres días de viaje (pues despegaron el 16 de julio), Neil Armstrong dijo: “El Águila ha alunizado”, y con sus palabras selló la victoria de Estados Unidos en dicho tramo de la carrera espacial.
Seis horas y media después del alunizaje, Armstrong —comandante de la misión— se transformó en el primer hombre en pisar la superficie lunar, acompañando el hito con aquella tan recordada frase: “Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad”.
Este hecho histórico fue transmitido en todo el mundo, y no es para menos: fue la primera vez que un ser vivo pisaba suelo extraterrestre.
Aunque hay algunos que hasta la fecha dudan de su veracidad, este logro se repitió algunas veces más, aunque pocas (lo cual alimenta a las hipótesis de los más escépticos). En 1972, sobre Apolo 17, el hombre visitó nuestro satélite por séptima vez.
Mucho ha pasado y mucho queda por pasar. El ánimo nuclear y atómico entre las naciones parece
No hay comentarios:
Publicar un comentario